Dos cucarachas vuelan, una detrás de la otra, en una carrera loca, felices de la vida. Querían hacer el amor; así, sin rubor. ¿De qué se iban ellas a ruborizar si eran dueñas de la noche? Sencillamente eran seres felices que daban tumbos y caían juguetonas a la mesa y luego llegaban al sofá para caer en el piso, entrarse en mis zapatos y volver a la cocina. Se pensaban dueñas de la vida y del tiempo, como que alguien les hubiera dicho que sobrevivirían a la bomba atómica.
Yo desde mi trono de observador, pensaba que ya en esta casa no se podía vivir, y rogaba para que no se acercaran por mis predios; las cucarachas me ponían nerviosa y hasta me daban asco. Eso me pasa desde hace mucho tiempo. Cuando visitó a mi casa Emilio, el español, yo fui a brindarle vino y una cucaracha llegó desde el fondo del patio y se emborrachó en la copa. Les juro que no me di cuenta cuándo entró, sólo recuerdo que el español salió despavorido cuando vio el insecto en la copa.
Ahora las cucarachas me pasan cerca, estoy pensando seriamente mudarme de esta casa, y ellas seguirán felices.
Yo desde mi trono de observador, pensaba que ya en esta casa no se podía vivir, y rogaba para que no se acercaran por mis predios; las cucarachas me ponían nerviosa y hasta me daban asco. Eso me pasa desde hace mucho tiempo. Cuando visitó a mi casa Emilio, el español, yo fui a brindarle vino y una cucaracha llegó desde el fondo del patio y se emborrachó en la copa. Les juro que no me di cuenta cuándo entró, sólo recuerdo que el español salió despavorido cuando vio el insecto en la copa.
Ahora las cucarachas me pasan cerca, estoy pensando seriamente mudarme de esta casa, y ellas seguirán felices.
Comentarios