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Caminar sobre las aguas

Hoy tengo mucha fe, hoy he decidido caminar por encima de las aguas. Por eso he tomado mi bote y yago en este mar cerúleo.
Allá afuera el mundo se vuelve loco navegando en la Internet o algunos millones se mueren de hambre.
Voy a dejar todos esos pensamientos fuera. Que a mi mente no lleguen “ ¡Avenuncio!”. Que la política Neoliberal, que el gobierno de Bush, que el G-8, que los países pobres, que la ETA realizó un atentado, que el genoma... Todas esas vainas están afuera. Hoy soy un hombre positivo, mi fe es inquebrantable. Cuando uno se siente así no cabe duda que uno hace milagros.
A mí me parece que me llegó la fe. No tenía la menor idea que ese influjo misterioso me iba a llegar. Ahora voy a andar con ella para todas partes. Estoy bien protegido. ¡Qué bien me siento! Que nadie me cuestione sobre imposibles, eso no existe en mis códigos.
Admito que soy un hombre de fe, de mucha fe. ¿Quién lo iba a pensar? Y fue muy sencillo me dio la gana de decir que tengo fe y ya ven como me siento. Tanto trabajo que les ha costado a otros tener fe y no la consiguen.
Pero para qué tanto hablar, los hombres de fe no somos tan teóricos, somos hombres prácticos. Eso es, voy a caminar sobre el agua, salgo del bote, toco el agua con mis pies. Me hundo.

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