El miedo ronda la casa como un vagabundo, viene de otras puertas, tomó por asalto la sala y se clavó en los ojos a Rosa Ella lanzó un grito que rasgó la noche. El miedo era grande y obsesivo; perturbador y criminal. Sacaba sus cuchillos y sajaba la faz de la alegría. Nunca lo había visto de frente, con ese descaro de pararse a ver a sus víctimas temblar o palidecer, con los labios cenizos y el habla cortada.
Hoy está aquí en esta casa, mi madre se pone histérica, Rosa se ha desmayado. El miedo sigue su camino, me dejó un frío en los genitales. Lo vi cruzar la calle, sigue la calzada y entra en todos los recovecos del barrio como dueño y señor de los caminos.
Ahora sopla una brisa suave, silbante en los aleros. El miedo como que se va, pero siempre se queda.
Hoy está aquí en esta casa, mi madre se pone histérica, Rosa se ha desmayado. El miedo sigue su camino, me dejó un frío en los genitales. Lo vi cruzar la calle, sigue la calzada y entra en todos los recovecos del barrio como dueño y señor de los caminos.
Ahora sopla una brisa suave, silbante en los aleros. El miedo como que se va, pero siempre se queda.
Comentarios
....las personas aplauidan pero el hombre seguia muerto......